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domingo, 22 de abril de 2012

Capítulo 10º ¿Hasta cuando?

Volvían otra vez, en busca de su presa y a seguir con su ritual: Insultos, tirones de pelo, empujones, patadas por todo el cuerpo (cabeza, espalda, piernas), cuando creí que terminaban conmigo, oímos los ladridos de un perro y ellas echaron a correr, logré entrar dentro, en el espejo del ascensor, me coloqué bien el pelo, entre en casa y mi madre me dijo:
-¿María cómo has tardado tanto?, ¿y porque estas tan agitada?
-El ascensor estaba ocupado y he tenido que subir andando.
-Lávate las manos María que vamos a cenar.
-No tengo hambre mama, estoy muy cansada, me voy a dar una ducha y me voy a dormir. ¿No te importa verdad mama?
-No María, está bien, creo que hoy has tenido muchas emociones. Un beso María, buenas noches.
-Buenas noches mamá.
Me metí en el cuarto de baño y estuve debajo de la ducha un buen rato, me dolía todo el cuerpo, tenía las piernas y el costado lleno de moratones, no sé cuánto tiempo voy a poder aguantar todo esto. ¿Cuándo iban a desaparecer de mi vida, y se iban a olvidar de mí?
Al salir del cuarto de baño me encontré a mi hermano sentado en el suelo enfrente de la puerta.
-Qué haces Rodri? -le miré extrañada-.
-No me creo lo que le contaste a mamá.
-Es la verdad Rodri -mire hacia un lado-.
-Vamos María ya no soy un bebé desde mi cuarto se oye todo, ¿No ves que da hacia la calle?, que suerte tienes de que mamá estaba en la cocina y esta de al patio, si no ya te hubiera pillado mintiéndole otra vez.
-Por favor, no se lo digas a mamá, lo tengo controlado, si no me volverán a ingresar o a saber que hacen, y ahora que tengo amigas... Por favor Rodri, no lo empeores.
-Está bien...Pero como se vuelvan a meter, se lo diré a mamá, o daré la cara yo, que aquí el único que tiene derecho a molestarte soy yo -se señaló con el dedo índice-.
-¡Oís!, lo más bonito que me has dicho durante estos doce años, veo que estas madurando, ¿eh? -le revolví el pelo-.
-No te pases, esto no impide que deje de ser un hermano cabrón -sonrió maliciosamente-.
-Que sí, que si señor buenazo -dije mientras me dirigía a mi cuarto, antes de que el dijera alguna contestación ofensiva, cerré la puerta-.
Ese día dormí tranquila, sé que la paliza que me metieron era para preocuparme, pero mi subconsciente decía, que detrás de esas nubes negras siempre se encontraba el Sol.
-María, mi padre tiene las entradas del parque de atracciones que le dieron los de CC.OO, ¿te vendrás la semana que viene con Lucía y conmigo verdad?
Habrá chicos guapos-se acercó las dos manos en forma de puños a la cara (como si fuera un hámster cuando come) y se ruborizó-.
-¡Ni que eso le interese! -salto Lucía-.
Yo tan solo observaba el panorama, eran súper alegres y simpáticas.
-Pero ahí se liga, y siempre hay alguno que ¡buff!, solo imaginármelo se me cae la baba.
-Lucía le miro con cara de asco-miedo- ¿entonces te vienes Mari?
-No veo porque no -sonreí-.
-¡¡IIII!! -se tiró Ángela encima de mí y comenzó a darme besos en la cara- Ves, como lo de los chicos le convenció -miró a Lucía y le saco la lengua-.
-Si seguro que fue eso… -se llevó las manos a la cabeza-.
-Cambiando de tema, ¿qué tal con tu machote?
-Pues, bueno, no lo veo desde hace tres días, y no me mando más que un SMS antes de ayer.
-¿Que te ponía? -se pegó Ángela a unos centímetros de mi cara-.
-No te metas en su vida privada -intento separarla Lucia-.
-Nada, que pase un buen día y un te quiero.
-Tía tienes que saber si te gusta o no, no puedes estar con un tío que no sabes si lo quieres, solo hay que ver la poca ilusión que muestras cuando hablas de él.
-Ya, esta semana la estoy tomando para pensar en qué hacer, por eso no quiero quedar de momento con él, le pongo escusas de que tengo que estudiar y listo. Porque no quiero dañarle.
-Lucía me puso la mano en el hombro- Seguro que se acaba arreglando todo.
La tarde fluyó con normalidad, (si para vosotros es con normalidad) que Ángela se suba en los cinco minutos en clase encima de una mesa y se ponga a cantar: “I´m sexy and Lucia knows it”, y si, la bajaron a dirección por montar el numerito, no le dijeron apenas nada, simplemente que no se volviera a repetir.
¡Ah!, Y cuando ya era la hora de que nos fuéramos a casa, mientras intentábamos salir por la aglomeración que había en el pasillo, ella se puso a gritarle a un chico: ¡Tío bueno!, etc.
Lucía con lo tímida que es para esas cosas intento taparle la boca y estuvo a punto de enfadarse.
El resto de la tarde sí que fue más normal (estudiar y más estudiar.)

miércoles, 4 de abril de 2012

Capítulo 9º El nuevo instituto

Pensaba que en el colegio-instituto al que iba a ir lo que me quedaba de curso y segundo bachillerato, se iba con uniforme, pero no, y es un alivio porque a mí eso de ir todos iguales no me gusta, también pensaba que iba gente adinerada, pero me equivoqué, y menos mal, porque si no seguramente que no encajaría.
Mi hermano por cierto, seguía hiendo al instituto de siempre ya que a él le gusta mucho e hizo buenos amigos.
En el coche no paraba de buscar el colegio por todas partes, estaba realmente nerviosa, puesto que no quería que me pasara como el antiguo instituto.
Mi deseo era caer bien, y no tener esos problemas que tuve anteriormente.
El colegio se ubica en el barrio: Casablanca, por donde pasa el canal Imperial de Aragón.
Nada más llegar mi madre y yo fuimos a dirección, yo espere fuera mientras mi madre hablaba con el director de: Mis notas, los problemas que tuve, etc.
Unos minutos más tarde salieron, y él me comentó que no me preocupara, que si tenía algún problema que se lo comentara. Seguido de eso me acompaño a mi clase (1º A, última planta a la derecha).
La primera impresión que tuve fue que estos compañeros eran distintos a los anteriores, eran diferentes unos de otros, sí, pero todos eran muy simpáticos y agradables.
-(tutora) Ella es vuestra nueva compañera, se llama María, tratarla como os gustaría que lo hicieran con vosotros.
Suena el timbre de recreo y dos chicas se acercan a mi sitio.
-Hola –sonrió-, me llamo Lucía y ella es Ángela. ¿Quieres venir con nosotras en el recreo?
-¡Claro! -cogí mi almuerzo-.
Lucía era ``medio nerd´´ es decir le gustaba mucho leer y era bastante buena en los estudios. Físicamente era muy mona: De mi misma altura, castaña clara, ojos marrones oscuros y de compresión mediana.
Ángela su forma de vestir era un poco más pijita, ya sabéis: de marca, etc. Pero de carácter era todo lo contrario, como por ejemplo lo que pasó nada más salir por la puerta de clase que se quedó embobada mirándole el culo a un chico que pasaba de segundo de bachillerato (y era así todo el tiempo), supongo que era por la edad del pavo. Físicamente era más llamativa que Lucía ya que era pelirroja con los ojos verdes muy claros, y un poco más delgada que nosotras dos.
-¿Y tienes novio? -me miró fijamente con una sonrisa agradable, Ángela-
-Sí, ayer empecé a salir con un chico, mi primer novio.
-Esta chica de aquí -señaló Lucia a Ángela- ya perdió la cuenta de los novios que ha tenido.
Entonces Ángela se tiró encima de Lucia y le tapó la boca.
-¡Oye!, que la gente se entera y me da vergüenza...
-¡Hala exagerada! Que no lo he dicho a grito pelado, además el patio es muy grande y alrededor nuestra no hay nadie.
-Pero sabes que los chicos guapos tienen el oído más desarrollado que cualquier otra persona, y aquí hay muchos -dijo bromeando-.
-S-I-N C-O-M-E-N-T-A-R-I-O-S -deletreaba Lucía-.
Yo no paraba de reír, eran como el perro y el gato pero a la vez grandes amigas, me caían genial para el poco rato que estaba con ellas.
-Bueno, siguiendo con el tema anterior. ¿Y ya te has besado con él?
-Sí, pero no me convence, va muy deprisa y no se...
-¡No me seas pava!, tu aprovecha que es tu primer novio.
-Eso tu bésalo hasta que se le quede la boca como si hubiera chupado durante todo el día limones -Ángela-.
-Comenzamos a reír sin parar-.
Al llegar a casa.
-¿Qué tal el día en el instituto?
-Genial, me hice dos nuevas amigas, son muy simpáticas –sonreí al pensar en ellas
-Pues a ver si las conocemos. Me alegro que estés contenta, ves cómo siendo tu misma estas más cómoda y conoces buenos amigos –me besa en la frente-
-Si mamá –sonrió- Aunque costó lo mío –dije irónica-
-Bueno por lo menos…
-Jajaja, no te preocupes mamá, estoy bien.+
-Sonrió- Ah, y también queremos conocer a tu novio –me miró de reojo-.
La verdad que presentarle a mis amigas no me importaba, pero con Alberto, no sé qué me pasaba, o era inseguridad, o algo pasaba, porque no tenía esa ilusión que debería tener con mi primer amor.
-¡María!-gritaba mi madre desde la cocina-.
-¿Qué?
-Anda baja la basura, que tu hermano está estudiando y yo estoy ocupada haciendo la cena.
-Voy.
Cuando estaba entrando al portal dos manos presionaron contra la puerta. Me gire y volví a ver a mi peor pesadilla, bueno mis dos peores pesadillas...