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viernes, 29 de noviembre de 2013

Capítulo 16º Te quiero mamá

-¿Y por qué te comportaste todo este tiempo así conmigo?, ¿¡Qué querías de mí!?- añadí por fin con más fuerza, mirándole fijamente a la cara-.
-Me gustas, María, aunque no te lo creas, en este poco tiempo que te conozco, has hecho que me sienta especial, y créeme que estoy confundido, no sé qué hacer, no os quería hacer daño a ninguna y tampoco quería mentirte –se tapó la cara con las manos-.
-Nico, por favor, quiero estar sola –me tumbé y me tapé entera, de cabeza a pies –.
 Al cabo de un par de segundos oí como se cerraba la puerta, y la verdad que no sabía cuándo lo volvería a ver. Puesto que lo que me dijo, me hizo mucho daño, no solo que tenga novia, sino que es Raquel.
Pero por fin me acordé, que antes de quedarme inconsciente me dijo ella: “Pagarás por lo que me hiciste, puta”.
Quizás, Nico se lo contó, y por eso sucedió eso anoche.
Un par de horas después.
-Bueno ya puedes irte a casa, te hemos dado el alta, –añadió el doctor desde  la puerta- y, si sientes alguna molestia o cualquier cosa, llámanos que te atenderemos enseguida.
-Muchas gracias doctor –añadió mi madre, que pasó su brazo por mis hombros-.
En el camino de vuelta a casa, noté a mi madre rara, quizás no se creyó lo del ladrón.
-Mamá, ¿dónde están papá y Rodri?
-Papá está trabajando, y Rodri, en casa, que lleva todo el día sin dar palo al agua –sonrió mirándome por el retrovisor interior- ¿Qué tal te encuentras cariño?
-Pues, algo mejor, aunque me duele un poco el costado…
-En casa te doy la sabana térmica, por si sirve de algo y te preparo una sopita caliente, mañana no hace falta que vayas al instituto.
-No pasa nada mamá, que si no pierdo materia.
-Como tú veas, cielo.
Cuando llegue a casa llamé a mi hermano y le dije que fuera a mi habitación cuando pudiera, que tenía que hablar con él seriamente.
-María, ¿querías algo?
-Rodri –cerré la puerta- ¿sabes algo? –Fui directa al grano-.
-¿Saber el que? –se cruzó de brazos y no me quitó la mirada de encima-.
-Lo que sea.
-Paso –dijo dirigiéndose a la puerta, para poder salir-.
-Le cogí del brazo- ¡No, Rodrigo, de aquí no te vas, me prometiste no decirles nada a papá y mamá!
-¿¡Solo te preocupa eso!? –Añadió con lágrimas en los ojos- ¡Últimamente estas tan preocupada por ti, y tus amigos, que no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor!
-Le miré fijamente, esperando a que dijera algo más- ¿A que te refieres con eso?, ¿el que pasa a mi alrededor supuestamente?
-¡Mamá tiene cáncer! – Se soltó seguidamente de un tirón- Pero si tanto te preocupa, sí que lo vi, es más llamé al vecino sin que papá y mamá se dieran cuenta. Pero tranquila, que si es lo que te preocupa, no diré nada.
Me quede en blanco, ¿mi madre tenía cáncer?, notaba como una lágrima recorría mi cara, en ese momento me quería morir.
Todo este tiempo estaba centrándome tanto en mí, que no sabía que mi familia me necesitaba. Sin saber que mi madre se iba apagando poco a poco y yo no me daba ni cuenta.
Llevaba todos estos meses preocupándose por mí, sabiendo que tarde o temprano iba a morir. Y yo como una egoísta no le pregunte ni un: “¿qué tal estas mamá?”.
-¿Desde cuándo lo sabes? –Pregunté finalmente, con la mirada fija en el suelo-.
-Desde que te ingresaron en el centro de rehabilitación. Mamá nos dijo que no tenías que saber nada, puesto que estabas muy débil y no quería que te pusieras peor.
Pero por favor, haz como si no sabes nada, no quiero que la cosa se empeore.
 Quiero que mamá este bien,  que pase estos últimos meses junto a nosotros y que sea feliz. Por favor, María.
-¡No quiero que Mamá se muera!
Caí al suelo de rodillas, sentía que no podía respirar bien, que lo hacía más y más fuerte, sin poder controlarlo, hasta el punto que no veía ni sentía nada.


martes, 26 de noviembre de 2013

Capítulo 15º Desolada

En ese momento quería desaparecer, cruzaba los dedos porque alguien viniera a ayudarme, aunque sabía que sería prácticamente imposible. Me sentía atrapada, y sin nadie que me pudiera ayudar.
Sentía como mi corazón comenzaba a acelerarse, como empezaba a respirar más y más rápido, y mi cuerpo se contraía.
Entonces, Leticia me agarró de los brazos por detrás, y Raquel comenzó a darme puñetazos en la cara.
Mientras me golpeaba, yo gritaba de dolor y suplicando que pararan, pero aun así yo seguía viendo ira en sus ojos, y nadie me podía escuchar, me sentía sola, completamente sola.
Finalmente, Raquel me agarró del pelo y me tiró al suelo como si fuera escoria, ahí fue cuando entre las dos me comenzaron a golpear por todas las partes de mi cuerpo.
Mientras me golpeaban y yo intentaba cubrirme como podía, las oía decir: “Acabemos con esta zorra”, “pagarás por lo que me hiciste, puta”, etc.
Casi inconsciente, oí los ladridos de un perro, vi como ellas se iban corriendo, y alguien venía a ayudarme, pero…Ya no recuerdo nada más…
  -Gimo abriendo lentamente los ojos-.
  -Por fin se despierta! –respondió exaltada mi madre-.
  -María, ¿Qué tal te encuentras? –añadió mi padre-.
  -¿Dónde estoy?
  -En el hospital. Nos llamó un vecino del bloque de al lado, diciendo que te encontró inconsciente en el suelo al lado de nuestro portal.
  -¿Qué te ocurrió? –me miró mi madre preocupada-.
  -No lo recuerdo muy bien – mentí, pero no quería más problemas, como ya dije son asuntos que los tengo que resolver yo sola. Que ya soy bastante mayor-.
  -Venga, algo sabrás…-me miró fijamente mi padre-.
  -Bueno, vino un ladrón y me quiso robar, y yo como me defendí, pues me agredió.
Y no le vi bien la cara, por si preguntáis.
  -¡Pues esto hay que denunciarlo! –exclamó mi padre- ¡esto no va a quedar así!
Entonces, miré a mi hermano, que está apoyado en los pies de la cama, él, estaba serio y no decía nada, se notaba que él no se tragó lo del ladrón y seguramente sabe que fue lo que pasó.
Así que tendré que hablar con el antes de que diga algo, o la cosa podría empeorar.
(Dos horas más tarde.)
  - ¡María! –dijeron las chicas al unísono corriendo para abrazarme-.
  -¿Qué tal te encuentras? –preguntó Lucía con cara de preocupación- Estas llena de moratones…
  -Me intento incorporar- Pues la verdad que un poco mejor –sonreí- ¿Cómo supisteis que estaba aquí?
  -Tu madre llamó a los míos (tienen el número desde que fui al parque de atracciones por si me pasaba algo) para decirnos que te había pasado y donde estabas, y entonces llame a las chicas y a Nico –sonrió-.
  - ¿¡A Nico!? –di un pequeño brinco pero seguidamente solté un leve gemido- ¿y dónde está?
  -Fuera, dice que tiene que hablar contigo a solas –añade Laura-.
  -¿Podías decir que pasara, por favor? –las miré tímidamente seguidamente de una leve e inocente sonrisa-.
  - Ok –y me dieron un último abrazo- Luego venimos, que tenemos que contarte novedades –se giraron y me guiñaron el ojo- .
  - Cerraron la puerta- María, ¿Qué tal estas? –se sentó a los pies de la cama-.
Le notaba extraño, no era el Nico de siempre,  estaba distante, aunque igual eran cosas mías.
  - Muy bien –sonreí- ¿Por qué te pones tan lejos? No muerdo, eh, jajaja.
  -Tenemos que hablar… -agachó la cabeza-.
  -¿¿Sobre qué?? –me acerqué un poco y le miré fijamente- ¿qué pasa? –le levanté la cabeza con las manos para que me mirara-.
  - Te he mentido.
  - ¿Mentido?, ¿con que?
Notaba que el corazón se volvía a acelerar, y sabía que lo que tenía que contarme me iba a sentar como un cubo de agua fría, pero lo quería saber, lo necesitaba. ¡Estaba enamorada de él!
  -Tengo novia…- respondió finalmente tajante-.
Me quede en blanco, ahora fui yo la que le aparto la mirada, y sentía un gran nudo en mi garganta. ¡Quería llorar, gritar, salir corriendo…!
Pero finalmente conseguí preguntar:
-¿Desde cuándo estáis juntos? –Siguiendo sin mirarle a la cara y sintiendo como una lagrima recorría mi cara-.
-Cinco meses y medio –añadió, sin apartar ni un segundo la mirada en mí-.
-Y... ¿Cómo se llama?
-Raquel García, estudia en el IES Andalán, de 1º de bachillerato C.
Finalmente, me sentó como un jarrón de agua fría, el amor de mi vida, salía con la persona que quería destruirme, esa persona, que, desde el minuto 1 fue a por mí.
Y esto traerá más que problemas.