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jueves, 29 de marzo de 2012

Capítulo 8º Confusión

No sabía qué hacer, si responder o no. Si lo hacía parecería muy desesperada y si no, pues todo lo contrario e igual le podría perder para siempre... Así que quise esperar hasta llegar a casa y reflexionar en el coche...
(En el coche).
-¡María queremos darte una gran noticia! -decía mi madre con una amplia sonrisa-
-¿El qué? -me puse nerviosa-.
-Díselo tú, Antonio.
-Mi padre me miro a través del retrovisor interior- Te cambiamos de instituto ahora vas al colegio “Sagrada familia”, está ubicado al lado del parque de atracciones.
-¡¡¡Si!!! -pegue un gritito mientras saltaba del asiento-.
Por fin me iba a librar de Raquel y Leticia, ya no las vería nunca más y no me podrían hacer nada. El problema es que dejare a Laura sola...
El resto de camino estuve pensando en Alberto, en qué hacer, porque cuando quedo conmigo me dijo que quería conocer gente que sufría bulling y a saber con cuantas chicas más habrá quedado...
Pero luego me paré a pensar en su sonrisa, su piercing, su labio, su pelo, sus ojos, y sobre todo, en la manera en que hizo que me sintiera completa y buff...
-¡NO QUIERO PERDERLE! -dije en voz alta, sin querer lo que estaba pensando se transformó en palabras, y lo peor es que me oyeron-.
-¿A quién no quieres perder?-mi hermano se pegó a dos centímetros de mi cara y me sonrió de una manera muy siniestra-.
-A, a nadie-me sonroje y agache la cabeza-.
La había cagado, ahora no pararían de interrogarme...
-¡Aiss, que mi hija se ha enamorado!-exclamo mi padre-.
Empezaron a preguntarme y yo a confesar. Que como se llamaba, si era estudioso, donde vivía, como lo conocí, etc.
Nada más llegar a casa me encerré en mi cuarto y le mandé un mensaje a él, en dicho mensaje ponía:
Quedamos mañana, donde siempre (el parque grande) a las 17:30. Un beso.
Después de cenar, mis padres mi hermano y yo nos fuimos al salón a ver una película, se llama: “El diario de Noah”.
¡Me encantó!, y no sé porque recordaba a Alberto, estaba deseando que llegara mañana para verle y tenerle cerca de mí.
(Al día siguiente)
Aunque estaba arreglada una hora antes de salir, me probé muchas cosas de mi armario hasta dar con lo que creía que estaba mejor y mas comoda.
(Una camiseta a cuadros azules y blancos, unos vaqueros y unas converse blancas).
Me veía elegante pero a la vez juvenil.
A las 17:30 estaba en la entrada del parque, cuando de repente, me aparece alguien por la espalda y me abraza de la cintura dándome un beso en la mejilla derecha.
Su perfume y sus labios me atontaron y al girarme y ver sus ojitos color miel me hipnotizaron llevándome a otro mundo.
-Te eche tanto de menos -me volvió a abrazar, dándome besos una y otra vez en la mejilla-.
-Me ruborice- Yo también te eche de menos-sonreí-
-¡Qué mona!
Anduvimos sin rumbo por el parque.
-¿Porque me dejaste de hablar?
-Pensaba que no te interesaba como amiga, y que solo era un experimento para ver lo que sentían los que sufrían bulling
-¡Que chorradas dices!- comenzó a reír y se puso delante mía- si eres la única chica que...-agacho la cabeza-.
-¿Que, qué?- le mire de reojo-
-He querido de verdad-me cogió de la cintura y se acercó muy lentamente sin llegar a besarme para asegurarse de que no me apartaba-
-Cerré muy poco los ojos y me acerque otro poco-
-Él, sonrió y sus labios se juntaron con los míos, comenzó a besarme dulcemente-
Tuve una sensación preciosa, era mi primer beso y sentía como si algo dentro de mí se moviera. Era feliz.
Por fin podría sonreírle a la vida.



sábado, 10 de marzo de 2012

Capítulo 7º Centro de rehabilitación

En el centro me cuidaban bastante bien, pero yo quería salir puesto que no me daba cuenta que lo hacían por mi bien.
Era horrible, en las comidas tenía enfermeros alrededor vigilando constantemente lo que hacía yo y los demás pacientes.
Y si tenía ganas de ir al baño una enfermera me acompañaba y me vigilaba que no hiciera nada... ¡Ah!, se me olvidaba, y todos los sábados, los doctores me pesaban para ver mi evolución.
-No quiero más.
-Venga María que ya te queda poco, unos bocados más a la manzana y te dejaré ir a tu habitación.
-¡No soy una cría vale! -me levante de la mesa dando un golpe- si no me apetece, no me apetece-la mire desafiante-
-¡Si no te comes los dos bocados que te faltan, no te dejare salir de aquí!
-¡Pues me pegaré aquí el tiempo que sea necesario, pero no quiero comer! -me senté y me cruce de brazos-
Estuve ahí toda la tarde, pero al final me forzaron y acabe cediendo.
Pasaban los días y cada vez estaba más harta de estar en este sitio, aunque quedaba poco para que saliera ya.
Pero cometí una locura.
-María por favor tira ese cuchillo-lloraba mi madre que me había ido a visitar-
-¡Me voy a rajar entera! -tenía rabia y dolor acumulado-
-Por favor María, ya te queda poco para salir, no cometas una locura-añadía una enfermera-
-¿¡Y que consigo con salir eh!? ¿Qué me vuelvan a humillar en el instituto?, ¿qué engorde?-tenía los ojos rojos, no era consciente de lo que hacía- ¿¡Qué consigo saliendo de aquí!?
Me corte un poco desde el principio de la muñeca a unos dos centímetros arriba cuando una doctora no se lo pensó dos veces y se lanzó de costado mío, consiguiendo que el cuchillo se escapase de mis manos.
Me inmovilizaron y me inyectaron un tranquilizante 
Después varias horas, desperté en el hospital Miguel Servet semiconsciente. Al girarme hacia la derecha, me topé con una persona que no me esperaba que estuviera visitándome, Laura.
-Ya te levantaste por fin, eh -sonrió- ¡menuda siestecita te has pegado maña!
-¡Laura!, ¿qué haces aquí?
Quería saltar de alegría y abrazarla pero no tenía la fuerza necesaria
-Ya ves, no soy rencorosa
-Bueno eso es discutible, que te pegaste medio curso sin hablarme...
-Lo importante que te haya perdonado -me saco la lengua-
-Si -sonreí- y no veas lo contenta que estoy, pero no tengo fuerzas.
-Sonrió- no pasa nada
-Por cierto, ¿cómo sabías que estaba aquí?
- Al ver que faltabas mucho al instituto, pedí el número de tu casa en secretaria, y  costo lo suyo, pero le explique a las encargadas las razones y me lo dieron. Al llamar se puso tu hermano y me paso a tu padre, él me dijo que estabas en el hospital, y por qué llegaste ahí.
-Ah... v-a-l-e...-le respondí con un hilo de voz mientras poco a poco cerraba los ojos-
Me quedé dormida, no sabía la razón, estaba muy cansada supongo, pero recuerdo el sueño, si, aun lo recuerdo.
Estaba en la playa con Alberto, era mi novio, y éramos muy felices. Él me perseguía por la arena y caíamos revolcándonos en ella. Luego me cogía y me metía al agua con él, estando dentro me comenzaba a besar, en ese momento me desperté.
Pasaron dos días (sábado).
-Bueno ya puedes irte a casa jovencita, ya no vuelves al centro ni nada, creemos que ya estas curada, eso si tus padres te vigilaran un poco.
-Salté de la alegría-¡Me voy a casa!
Conecte el móvil, tenía 5 mensajes, 4 eran de Laura (dándome ánimos, diciéndome que cuando salga quedaremos, etc.) y uno de Alberto, en el SMS ponía:
¡María te quiero! No paro de pensar en ti, no quiero perderte, ¿podemos quedar algún día de estos?♥