En ese
momento quería desaparecer, cruzaba los dedos porque alguien viniera a
ayudarme, aunque sabía que sería prácticamente imposible. Me sentía atrapada, y
sin nadie que me pudiera ayudar.
Sentía
como mi corazón comenzaba a acelerarse, como empezaba a respirar más y más
rápido, y mi cuerpo se contraía.
Entonces,
Leticia me agarró de los brazos por detrás, y Raquel comenzó a darme puñetazos
en la cara.
Mientras
me golpeaba, yo gritaba de dolor y suplicando que pararan, pero aun así yo
seguía viendo ira en sus ojos, y nadie me podía escuchar, me sentía sola,
completamente sola.
Finalmente,
Raquel me agarró del pelo y me tiró al suelo como si fuera escoria, ahí fue
cuando entre las dos me comenzaron a golpear por todas las partes de mi cuerpo.
Mientras
me golpeaban y yo intentaba cubrirme como podía, las oía decir: “Acabemos con
esta zorra”, “pagarás por lo que me hiciste, puta”, etc.
Casi
inconsciente, oí los ladridos de un perro, vi como ellas se iban corriendo, y
alguien venía a ayudarme, pero…Ya no recuerdo nada más…
-Gimo abriendo lentamente los ojos-.
-Por fin se despierta! –respondió exaltada mi madre-.
-María, ¿Qué tal te encuentras? –añadió mi padre-.
-Por fin se despierta! –respondió exaltada mi madre-.
-María, ¿Qué tal te encuentras? –añadió mi padre-.
-¿Dónde estoy?
-En el hospital. Nos llamó un vecino del bloque de al lado, diciendo
que te encontró inconsciente en el suelo al lado de nuestro portal.
-¿Qué te ocurrió? –me miró mi madre preocupada-.
-¿Qué te ocurrió? –me miró mi madre preocupada-.
-No lo recuerdo muy bien – mentí, pero no quería más problemas, como ya
dije son asuntos que los tengo que resolver yo sola. Que ya soy bastante mayor-.
-Venga, algo sabrás…-me miró fijamente mi padre-.
-Bueno, vino un ladrón y me quiso robar, y yo como me defendí, pues me
agredió.
Y no le vi bien la cara, por si preguntáis.
-¡Pues esto hay que denunciarlo! –exclamó mi padre- ¡esto no va a
quedar así!
Entonces, miré a mi hermano, que está apoyado en los pies de la cama,
él, estaba serio y no decía nada, se notaba que él no se tragó lo del ladrón y
seguramente sabe que fue lo que pasó.
Así que tendré que hablar con el antes de que diga algo, o la cosa
podría empeorar.
(Dos horas más tarde.)
- ¡María! –dijeron las chicas al unísono corriendo para abrazarme-.
-¿Qué tal te encuentras? –preguntó Lucía con cara de preocupación-
Estas llena de moratones…
-Me intento incorporar- Pues la verdad que un poco mejor –sonreí- ¿Cómo
supisteis que estaba aquí?
-Tu madre llamó a los míos (tienen el número desde que fui al parque de
atracciones por si me pasaba algo) para decirnos que te había pasado y donde
estabas, y entonces llame a las chicas y a Nico –sonrió-.
- ¿¡A Nico!? –di un pequeño brinco pero seguidamente solté un leve
gemido- ¿y dónde está?
-Fuera, dice que tiene que hablar contigo a solas –añade Laura-.
-¿Podías decir que pasara, por favor? –las miré tímidamente seguidamente
de una leve e inocente sonrisa-.
- Ok –y me dieron un último abrazo- Luego venimos, que tenemos que contarte
novedades –se giraron y me guiñaron el ojo- .
- Cerraron la puerta- María, ¿Qué tal estas? –se sentó a los pies de la
cama-.
Le notaba extraño, no era el Nico de siempre, estaba distante, aunque igual eran cosas mías.
- Muy bien –sonreí- ¿Por qué te pones tan lejos? No muerdo, eh, jajaja.
-Tenemos que hablar… -agachó la cabeza-.
-¿¿Sobre qué?? –me acerqué un poco y le miré fijamente- ¿qué pasa? –le
levanté la cabeza con las manos para que me mirara-.
- Te he mentido.
- ¿Mentido?, ¿con que?
Notaba que el corazón se volvía a acelerar, y sabía que lo que tenía
que contarme me iba a sentar como un cubo de agua fría, pero lo quería saber,
lo necesitaba. ¡Estaba enamorada de él!
-Tengo novia…- respondió finalmente tajante-.
Me quede en blanco, ahora fui yo la que le aparto la mirada, y sentía
un gran nudo en mi garganta. ¡Quería llorar, gritar, salir corriendo…!
Pero finalmente conseguí preguntar:
-¿Desde cuándo estáis juntos? –Siguiendo sin mirarle a la cara y sintiendo como una lagrima recorría mi cara-.
-¿Desde cuándo estáis juntos? –Siguiendo sin mirarle a la cara y sintiendo como una lagrima recorría mi cara-.
-Cinco meses y medio –añadió, sin apartar ni un segundo la mirada en
mí-.
-Y... ¿Cómo se llama?
-Raquel García, estudia en el IES Andalán, de 1º de bachillerato C.
Finalmente, me sentó como un jarrón de agua fría, el amor de mi vida,
salía con la persona que quería destruirme, esa persona, que, desde el minuto 1
fue a por mí.
Y esto traerá más que problemas.
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